domingo, 3 de septiembre de 2017


TRANSPORTE AEROMEDICO DEL 

PACIENTE CRITICO

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El transporte aeromédico nació como una necesidad de transportar en forma rápida y efectiva a los pacientes heridos durante la batalla. En 1915, se realizó el primer transporte médico aéreo durante la retirada de la Armada Serbia de Albania. La era moderna del transporte aeromédico inició en la Segunda Guerra Mundial con el empleo de helicópteros para transportar a los pacientes heridos en Burma. Durante los conflictos de Corea y Vietnam, la tasa de mortalidad fue reducida significativamente mediante el transporte en helicóptero de los militares heridos en el campo de batalla. De esta manera, la exitosa experiencia de transporte aeromédico de Vietman demostró la eficacia del transporte en helicóptero del paciente herido directamente de la escena del accidente a los centros especializados de trauma.
El primer país que estableció un programa de transporte en helicóptero fue Alemania Occidental. 
En 1972, en el Hospital «San Antonio» de Denver, Colorado, fue establecido el primer servicio médico de transporte en helicóptero llamado «Vuelo por la vida». A partir de este momento, se produce la expansión del transporte aeromédico en la sociedad civil hasta la actualidad, en que los servicios de transporte aeromédico no sólo proveen asistencia en la escena del accidente, sino que permiten el traslado de pacientes de hospitales de referencia a centros hospitalarios de tercer nivel.


AVIACIÓN Y MEDICINA


Volar induce una necesidad de adaptación fisiológica en el organismo, dado que el ambiente de las cabinas de los aviones predispone al enfermo y a la tripulación a variaciones de ciertos parámetros físicos, lo que incrementa la carga de trabajo efectivo en todos los viajeros. 


CRITERIOS GENERALES PARA EL TRANSPORTE MÉDICO AÉREO

Estos criterios no deben aplicarse rígidamente para la toma de decisiones médicas; sin embargo, sí permiten definir aquellas situaciones en las que la rapidez del traslado es muy importante para la evo- lución y pronóstico del paciente.
  1. Las condiciones clínicas del paciente requieren que el tiempo empleado fuera del medio hospita- lario sea lo más corto posible; sin embargo, esto no es factor crítico cuando se prevén de manera adecuada los insumos que habrán de requerirse (oxígeno, baterías, medicamentos suficientes, etc.)
  2. El paciente requiere soporte vital avanzado durante el traslado y que no está disponible en el hospital o ambulancia terrestre local.
  3. El potencial retraso asociado con el transporte terrestre (tráfico, obstáculos terrestres, etc.) puede deteriorar el estado clínico del paciente.
  4. El paciente está localizado en un área geográfica que es inaccesible para el transporte terrestre. Rescate prolongado.


RECOMENDACIONES GENERALES PARA EL TRANSPORTE AEROMÉDICO


El TAM debe ser destinado para aquellos pacientes con enfermedades severas o críticamente enfermos que ameriten recibir tratamiento no disponible en el hospital de referencia o sitio del accidente. Independientemente de la gravedad del paciente, cualquier enfermo es candidato a ser sometido al transporte aeromédico, siempre y cuando se evalúe el potencial beneficio de tratamiento especializado en relación con el riesgo que implica el transporte mismo y se cuenten con los recursos físicos y humanos indispensables.


El Colegio Americano de Cirujanos ha establecido una serie de recomendaciones que sirven de guía para determinar la necesidad de transporte interhospitalario de pacientes críticamente enfermos a centros de traumatología específicos
• Lesión neurológica con Glasgow menor de 10 o lesión de la médula espinal.
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• Sospecha de lesiones cardiacas o vasculares intratorácicas o traumatismo extenso de la pared
torácica.
• Pacientes en edades extremas (menos de 5 o 
mayores de 55 años de edad) o aquéllos con alteraciones fisiológicas preexistentes conocidas que requieran atención en centros especializados. 


CONTRAINDICACIONES PARA EL TAM

Existen pocas contraindicaciones absolutas para el transporte aéreo, siendo en su mayor parte relativas y dependientes de la correcta evaluación del equipo 

1.- Paciente enn paro cardiorespiratorio o con enfermedad terminal
2.- Paciente inestable que requiere un procedimiento
3.- Paciente con agitación psicomotriz no controlable
4.- Paciente que se rehusa al transporte aereo
5.- Paciente contaminado con sustancias peligrosas
6.- Neumotorax no resuelto
7.- Hemoglobina menor a 7.0 mg/dl


CONCLUSIONES


El transporte aeromédico no está exento de controversias, por ello se han planteado cuestionamientos acerca de la seguridad, de los costos financieros, del uso apropiado del transporte médico aéreo, etc., que han condicionado retrasos de nuevos programas. 
La investigación realizada sobre el transporte médico aéreo, hasta el momento, no es suficiente, por ello son necesarios más estudios sobre dicho transporte, para asegurar que los pacientes transportados por vía aérea tengan mejores resultados.
El impacto de los programas actuales de vuelo deben ser evaluados, no únicamente en términos financieros, sino en términos de beneficios sociales, estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos, estancia total en el hospital, tiempo de rehabilitación, número de órganos y tejidos donados y, por supuesto, la satisfacción del paciente, la familia y la sociedad. 

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